Tenía años que no visitaba "la Madre Patria", la última vez que fui a Madrid fue en Diciembre del año 2002. En esa oportunidad, las tristes circunstancias que vivíamos en casa (Venezuela) empañaron el brillo de esa hermosa ciudad, de ese maravilloso país.
Después de haber pasado una semana en España, me quito el sombrero ante los españoles. Veinte años de crecimiento sostenido ofrecen hoy un país amable, que invita, organizado, con una calidad de vida altísima, una tierra de la que sus habitantes pueden estar orgullosos; no dudo que habrá problemas, dónde no los hay, pero definitivamente el balance es hacia lo positivo.
Tuve la oportunidad de salir fuera de la ciudad y apreciar sus autopistas, sus viaductos, la facilidad y las oportunidades que hay para hacer turismo, nada más eso que han creado "la ruta de los paradores" es una cosa del otro mundo, aprovechar castillos antiguos, ruinas medievales y convertirlos en hoteles es una idea genial que genera ingresos millonarios y permite a la gente conocer su país. Lo que más me impresiona es que después de la época oscura y atrasada de la férrea dictadura de Franco, los españoles supieron encender los motores y hoy tienen el país que tienen.
Visité amigos venezolanos que viven allá ahora, y sus experiencias son increíbles, han trabajado duro, han dado lo mejor de sí, viven bien. La vida es circular. Venezuela, abrió las puertas y recibió como hermanos a miles de españoles, italianos, portugueses, que vinieron en la década de los 40 y los 50 huyendo de las miserias que se vivían en sus países después de la II Guerra y la Guerra Civil Española, acá hicieron fortuna, echaron raíces, enriquecieron esta tierra con sus valores y su ética de trabajo. Ahora son los venezolanos que se van en busca de un futuro mejor, y así, el mundo sigue girando, ojalá gire rápido para regresar a esa Venezuela que tanto ofreció alguna vez.
