7 de febrero de 2008

La Gallina Degollada


Era una niña todavía en 1975 cuando Carlos Andrés Pérez nacionalizó el petróleo venezolano, intuía que algo grande significaba aquella noticia, las propagandas en la tele en blanco y negro eran emocionantes, recuerdo que CAP izaba la bandera y tengo la sensación de que la música del gran Vytas Brenner servía de marco a aquella época de adelantos y desarrollo.
Las propiedades y los equipos de las compañías extranjeras pasaron a manos del Estado, así como la planificación, financiamiento, ejecución y control de todas y cada una de las actividades propias de la industria petrolera. Los venezolanos vimos nacer entonces al gigante PDVSA, que gerenciada por gente preparadísima se convirtió en la tercera compañía petrolera del mundo, orgullo venezolano.

Podemos discutir la conveniencia o no de que Venezuela se haya convertido en un país monoproductor, también podemos discrepar de la dependencia de la economía venezolana del precio del barril de petróleo, no en balde Juan Pablo Pérez Alfonso, fundador de la OPEP, llamó al petróleo el excremento del diablo. Pero este tema lo dejamos para otro post.

Lo que es insólito y dramático es ver cómo un gigante como PDVSA se ha reducido a escombros bajo la administración de este régimen. Nunca jamás se emprendió un plan tan eficiente en destrucción como el que hemos sufrido en este país en los últimos 9 años.
La noticia de hoy es gravísima, y claro, como esta gente se comporta como guapos de barrio y hacen lo que les da la gana acá, han creído que así mismo pueden comportarse de cara a las obligaciones internacionales contraídas.

La implosión de este gobierno se va a precipitar más rápido de lo que imaginamos, es insostenible la situación tal y como está además de que es irreversible en el corto plazo.
Lo cierto es que Venezuela y sus instituciones se parecen mucho a Alemania después de la guerra, no queda piedra sobre piedra y todavía la barrena no para.
El campo invadido: no hay comida, controles de precio: no hay producción, la propiedad privada en ascuas: cero inversión, las instituciones democráticas: desaparecieron, el dólar oficial: lejíiiisimo de la realidad, la inseguridad jurídica: las industrias nacionales emigran, la seguridad personal: mejor no hablemos, PDVSA, la gallina (de los huevos de oro) degollada.

1 comentario:

Jogreg dijo...

Esta es la clarísima demostración de que el inconsciente colectivo existe, que los arquetipos también y que no hay expresión más absurda que la originalidad, porque tal cosa no existe...
Un abrazo!