19 de octubre de 2008

La Sopa

Pareciera que no nos damos cuenta que el país está ya en caída libre
Hace años, en un viaje a México, visité el famoso mercado La Lagunilla, donde vi a unos indígenas tomando una sopa que lucía deliciosa, rojo intensa. Me senté en una barra y ordené una igual. La que me trajeron tenía el color de la leche. Cuando insistí en que quería una como la que tomaban los indígenas, el vendedor me señaló el picante. Entonces me di cuenta que ciertamente, la sopa venía blanca, solo que los comensales le iban añadiendo cada vez más picante, hasta hacerla roja rojita. Las papilas gustativas se adormecen y necesitan cantidades adicionales de picante para mantener el sabor.

¿Por qué esta anécdota? Resulta que continuamente oímos expresiones de acuerdo a las cuales, el "país está al borde del abismo", "vamos a una gran caos", y otras muy similares. Pareciera que, como en la anécdota de la sopa, se nos van adormeciendo los sentidos y no nos damos cuenta que hace rato ya que no estamos al borde, sino que vamos rodando hacia abajo por el abismo, que no vamos hacia la anarquía, sino que vivimos en ella. Pareciera que no nos damos cuenta que el país está ya en caída libre, y que no necesitamos más acontecimientos para convencernos de ello. Baste con mirar al crimen y la violencia. En un país que tiene uno de los índices de criminalidad más altos del mundo, donde están asaltando y matando a la gente por doquier, inclusive en las vecindades del Palacio de Gobierno, ¿qué más evidencias se necesitan para concluir que vivimos en un gran caos, en una sociedad sin ley ni orden?

La sopa está ya roja rojita, entre otras cosas por la sangre de miles de víctimas del crimen cotidiano. No hay nada más que esperar para concluir que estamos sumidos en la barbarie. El reconocimiento de este hecho es importante para concientizarnos sobre la gravedad de la situación y la urgencia del cambio. No necesitamos ningún picante más. Nuestro camino hoy es ir a votar masivamente por los mejores candidatos el próximo mes de noviembre.

Por Gerver Torres

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